Se acercan los días más lindos y con ellos la temporada de vacaciones, o como mínimo, una que otra escapada. Ahora, ¿pensás que esto se trata de un gasto o una inversión? ¿Le das prioridad entre tus cuentas?

Mucho se escucha sobre la salud financiera, la importancia de la planificación y tener un presupuesto para seguir de donde viene y hacia dónde va el dinero, o de la productividad y la disciplina como elementos clave para alcanzar las metas. Pero, ¿y el disfrute? ¿Qué onda el ocio? ¿Es un desperdicio de plata?

Desde el punto de vista médico, el ocio forma parte fundamental de nuestra salud, el esparcimiento, ese ratito de no hacer nada más que… nada. Despejar la mente, bajar dos cambios, es superimportante para no caer en los brazos de ese demonio contemporáneo y culpable de casi todos tus males: el estrés. Al estrés financiero, su primo-hermano, lo conocemos bastante bien, tanto que tiene su propio artículo: Combatí el estrés financiero, con tips para ayudarte a controlarlo y mantenerlo al margen.  

Este mal, refiriéndonos al estrés, es el desencadenante de innumerables enfermedades, por esto es importante prestar atención a no irnos de mambo con el laburo, por ejemplo, descuidando la salud y el bienestar. Googleando un poquito encontramos que bienestar se define como: “Estado de la persona cuyas condiciones físicas y mentales le proporcionan un sentimiento de satisfacción y tranquilidad”, Dios Google no miente, gente. Palabras como condiciones mentales, tranquilidad, satisfacción, nos dan unas cuantas pistas de por donde va la cosa con las vacaciones.

Ahora bien, hablando de definir a las vacaciones como un gasto o inversión, primero pensá en las inversiones como algo que te brinde mayor nivel de bienestar, la rentabilidad de las mismas no siempre se van a ver reflejadas en nuestro home banking. ¿Viste que siempre te decimos que la educación financiera representa una inversión? Pues las vacaciones también entran en esta categoría si las planificás responsablemente. 

Acá el truco está en encontrar un balance, dedicarle tiempo y dinero al ocio sin poner en riesgo tus finanzas, ¡todos contentos! ¿Querés tips para lograrlo? Acá te van:

  • Planificá con antelación: esto, aunque no lo creas, abarata un montón los costos. Mientras más cerca estás de la fecha de viaje, más caro te sale todo, así que cuanto antes puedas empezar a planificar, mejor para tu bolsillo. 
  • Compará precios y monitoreá cuando es más económico. Por ejemplo, irte a Tigre un finde largo te va a salir más caro que en días de semana, saber esto te va a hacer más fácil determinar la fecha y duración de tus vacaciones.
  • Agregá las vacaciones a tu presupuesto mensual y proponete como objetivo ahorrar para este fin, es parte de la planificación. Recordá resguardar ese ahorro en moneda extranjera para protegerlo de la inflación, sobre todo si lo planificás a largo plazo.
  • Olvidate del: “tarjeteamos y después vemos como lo pagamos”. La idea de las vacaciones es despejarte, relajarte; así que no sirve de nada si cuando vuelves te encontrás con más problemas que cuando te fuiste. 
  • Armá un presupuesto solo para las vacaciones. Comidas, traslado, hospedaje; tené todo en cuenta para evitar sorpresas costosas. Y hablando de sorpresas, entre ese presupuesto sumá un extra para emergencias, esperamos que no lo tengas que utilizar, pero te recomendamos que sea de un 10 a un 15% del presupuesto total.

Dicen que quien viaja disfruta 3 veces: cuando planifica, cuando viaja y cuando recuerda, así que armá las maletas y andá a invertir en tu bienestar, cualquier cosa a la vuelta seguís contando con nosotros.

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