Los momentos de crisis son clave para replantearnos hábitos, dejando atrás aquellos que no aportan nada a nuestra salud financiera y abriéndole las puertas a los que nos acercan a nuestros objetivos. En estos tiempos, es cuando nuevas tendencias ven la luz entre consumidoras/es y reinventan la economía.
Hoy te venimos a hablar del minimalismo como estilo de vida, haciendo foco en sus hábitos de consumo. Si uno de tus objetivos financieros es ahorrar, prestá atención y tomá nota porque te va a servir esta data.
El minimalismo, en cuanto a estilo de vida se refiere, tiene que ver con ir por aquello que es esencial para vos, lo que en realidad necesitás para vivir. Por ejemplo, fijate en los objetos que tenés en tu living, ¿todos cumplen un propósito? Te apuesto que el adornito del socotroco no tanto ¿cierto?
De acuerdo al minimalismo, esa es la idea, todos los cositos y socotrocos tienen una función útil dentro de tu vida. Este principio influye en tu perfil como consumidor/a en pensar dos veces antes de adquirir otro cosito que te gusta. Pasás por un filtro esa decisión de compra, siendo más consciente a la hora de gastar tu plata; y esto, tu presupuesto mensual te lo agradece.
Ahora, ¿cómo aplicar esto? Haciéndote la pregunta del millón de pesos al momento de comprar algo: ¿Lo quiero o lo necesito? No tenés idea de cuantas compras compulsivas detuvo esta pregunta. El trabajo de tanto bombardeo de promociones es generarnos necesidades ficticias, cuando en realidad, podríamos prescindir de ese objeto que se ve muy lindo en las historias del influencer, pero cuando vamos a la práctica no cumple ningún otro objetivo más que ese: ser lindo. Si tiene una función dentro de tu desenvolvimiento para la vida diaria y ya sabés en qué lo vas a utilizar, dale con todo. En cambio, si solo es lindo, a otra cosa mariposa. No vale la pena arriesgar tu salud financiera gastando en cosas que solo son lindas.
Entonces, ¿No compramos más? ¿Y las ofertas? Sí, sabemos que son tentadoras, ese es su propósito y lo cumplen a la perfección. De nuestro lado queda el trabajo de internalizar que vivimos en una sociedad consumista donde todo es una transacción, el reto está en enfocarnos en hacer transacciones que solo jueguen a nuestro favor, siempre teniendo en cuenta el presupuesto mensual y sin dejarnos llevar por el primer flyer que se nos cruza. Eso solo se logra con educación financiera, dejanos decirte.
En resumen, al comprar hacelo por cosas que realmente precisás, a las que le vas a dar un uso inmediato y prolongado. Un buen ejercicio es reflexionar en qué lo vas a utilizar y ponerlo en marcha en cuanto lo compres, de lo contrario, capaz estás comprando por comprar. Otra buena práctica, esta vez con respecto a la ropa, es pensar en lo que tenés en el placard, si tenés o no algo parecido y con qué otras prendas lo podés combinar, si se te ocurren más de 3 combinaciones, soltá la plata.
Si te copó lo que leíste y querés incursionar en esta movida, un buen primer paso puede ser empezar por deshacerte de todo eso que viste que no usás, vendiéndolo o donándolo. Hacele espacio a lo que en realidad necesitás y llevá a la práctica un consumo consciente de ahora en adelante. Probá con esto, ¡te aseguramos que es un camino de ida!