Ir al gimnasio, comer más verduras, cambiar de trabajo; el año nuevo generalmente viene acompañado de una lista interminable de propósitos a cumplir… o no.
Tanto para organizar tus finanzas o ahorrar para una meta específica, el primer paso siempre es sentarse a planificar y sacar cuentas y ahí es donde entra nuestro gran amigo: el presupuesto.
Pero… ¿cómo armo un presupuesto? Despreocupate, no es tan grave como suena. Solo hace falta un poquito de disciplina y que tomes nota de las recomendaciones que te damos a continuación:
1. Registrá todos y cada uno de tus ingresos y gastos. Solo de esta forma vas a tener un panorama más fiel de tus finanzas personales y vas a saber con exactitud a dónde estás destinando tu dinero.
2. Establecé prioridades. Una vez que enumeraste tus egresos, tenés que definir cuáles son vitales para vos dividiéndolos entre gastos fijos (ej.: alquiler) y gastos variables (ej.: mercado).
3. Controlá los gastos innecesarios. Sinceramente, ¿necesitabas todo eso que sumaste en la fila del super? ¿A quién no le pasó ir a buscar un arroz y un leche y volver con la bolsa llena de golosinas? Lo peor: terminamos con 1 bolsa pesadísima y pagando en cuotas.
4. Dale nombre a todo lo que destinás dinero. Alquiler, expensas, supermercado, abono celular, ¡hasta el helado del fin de semana! Esto te va a permitir medir, casi milimétricamente, cuántos helados puede cubrir tu ingreso mensual.
5. No olvides el ocio. Generalmente, cuando pensamos en un presupuesto descartamos todo lo que sea “placer” y lo vemos como un gasto. Al no medirlo terminamos invirtiendo en eso más de lo que deberíamos porque, a fin de cuentas, somos humanos y necesitamos del ocio para mantenernos saludables. ¿Te acordás del helado que mencionamos antes? No lo descartes, solo dale su lugar dentro de tu plan mensual.
Lo que no se mide no se puede mejorar. Empezá a aplicar estos consejos y tachá ese ítem a final de año, o por lo menos ganá en tranquilidad al ingresar al homebanking mes a mes.